¡MIS JOYAS... MIS PERLAS PRECIOSAS!.

Almorzábamos mi hija pequeña Nuria Antonella de 04 añitos y yo... cuando de pronto me preguntó: -Mamá estás triste?-, su infantil pregunta, me conmovió, talvés percibió mi nostalgia, porque es muy hábil, muy intuitiva y le dije: -¡No hijita, parece que me va a dar la gripe!- y seguimos almorzando. Ella degustaba su sopa que le encanta, y yo también, pero siempre atenta a sus preguntas.

-¡Mamá, estás triste?, preguntó otra vez... y luego, ya no pude más, solté el contenido llanto... me dijo entonces... -¡No llores mamita, te voy a regalar un collar!-, enseguida la estreché en mis brazos y le dije que amaba su linda sonrisa, sus bellos ojos casi verdes y su cabello dorado y ensortijado, su inteligencia y toda esa linda personita, que me alegra el día y la vida... y dentro de mí, la carita de mi hija mayor Anggie, que está lejos estudiando... esa penita que a veces se calma en algo, cuando hablamos por el celular... extrañando siempre su cariño!.

Llega la noche y yo orando por ella, por todos, por mi esposo, y por toda mi familia, porque nos volvamos a reunir y contarnos tantas, tantas cosas, tantos detalles, que talvés a veces se me ha pasado decirles... y me limpio las lágrimas. Nuria me interrumpe de nuevo, diciéndome, que se llenó con la comida, que iba a dormir... Y nuevamente sola, esperando ahora, la llegada del colegio de mi hijo Giusseppi, mi único hijo varón de tan sólo 10 años... lo adoro y también escribe muy bien, ya les mostraré sus escritos y creaciones.

Sonó el timbre de casa, fui corriendo a abrir la puerta y era mi esposo. Mi corazón se desbordó de alegría, me lancé a sus brazos y sentí su calor, su cariño, su gran amor, también nos extrañaba... talvés les parecerá una novela, pero sólo les puedo decir, que así transcurre mi vida... dedicándome a mis hijos, a mi esposo, a mi hogar y al trabajo... cosas indispensables... que te hacen sentir viva; que la vida es maravillosa y más, cuando a tu lado tienes una gran familia, por quien luchas día a día y por quien darías todo.

 

No tengo joyas con finas perlas, ni mucho menos preciosas y costosas, pero lo que sí tengo es:

  

Un collar, el más bello del mundo, formado, por los abrazos y los besos de mi hijos... ¡MIS JOYAS, MIS PERLAS PRECIOSAS!.