Era el número más esperado por los niños
en las fiestas infantiles.
Mientras se maquillaba, iba escondiendo sus penas.
Era hora de actuar, saltar, cantar y bailar.
Lo hacía tan bien, que nadie notaría sus tristezas.
La payasita sonreía, ponía su carita de alegría,
en cada fotografia
que tomaba la familia.
Después que terminaba la función y de recibir algunos soles por su actuación,
Regresaba a casa, se quitaba el maquillaje y volvía a su realidad.
Había que comprar las medicinas para su niña enferma.
El sufrimiento era tan grande, que también actuaba para ella.
Fingía que todo estaba bien y
su niña ni cuenta se daría.
Su amor de madre hizo que poco a poco, mostrara mejoría.
Hasta que un día la niña,
se paró de aquella fría cama
que por tanto tiempo la tuvo postrada.
Cogió las pinturas de su madre y se transformó como ella...
en una linda payasita.
Se acercó amorosamente a la camita, donde su mamita dormía y
la despertó con un tierno beso.
Su madre al verla, saltó de alegría
¡Dios la había premiado!
Ya no habían lágrimas de tristeza
Ahora eran...
¡De inmensa alegría!.
en las fiestas infantiles.
Mientras se maquillaba, iba escondiendo sus penas.
Era hora de actuar, saltar, cantar y bailar.
Lo hacía tan bien, que nadie notaría sus tristezas.
La payasita sonreía, ponía su carita de alegría,
en cada fotografia
que tomaba la familia.
Después que terminaba la función y de recibir algunos soles por su actuación,
Regresaba a casa, se quitaba el maquillaje y volvía a su realidad.
Había que comprar las medicinas para su niña enferma.
El sufrimiento era tan grande, que también actuaba para ella.
Fingía que todo estaba bien y
su niña ni cuenta se daría.
Su amor de madre hizo que poco a poco, mostrara mejoría.
Hasta que un día la niña,
se paró de aquella fría cama
que por tanto tiempo la tuvo postrada.
Cogió las pinturas de su madre y se transformó como ella...
en una linda payasita.
Se acercó amorosamente a la camita, donde su mamita dormía y
la despertó con un tierno beso.
Su madre al verla, saltó de alegría
¡Dios la había premiado!
Ya no habían lágrimas de tristeza
Ahora eran...
¡De inmensa alegría!.
Autora: Nuria Lourdes (12:00 a.m.)
Un bello cuento con un final feliz como debe ser...mi admiración por todas esas madres...un besote preciosa.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
EliminarUn abrazo grande.
Que lindo bella... Me encanto... Pero tenias que haber puesto al final una payadura sonriente!!!! Muackkkkk
ResponderEliminarGracias por la sugerencia Marta.
EliminarPuse la fotito de la hija felíz.
Te dejo un abrazoteeeeee.
Hayyyyy que linda foto añadiste xdxdxd que ilusión!!!! Así queda mejor!!! Preciosa!!! Muackkkk
EliminarBonito y lleno de amor.
ResponderEliminar¡Eres especial Nuria!
Besitos
Gracias Lola por tu linda y amable visita.
EliminarTambién eres super especial.
Besotes también para tí.
Precioso, enternecedor desplegando la pasión (tierna pasión )que llevas en el alma.
ResponderEliminar¡Genial!(está lleno de genio que crea y de ingenio que recrea) por eso te repito¡¡¡..Genial!!!
Beso.
Qué alegría André que te haya gustado y lindas palabras, es un honor y un placer recibirlas.
EliminarTe dejo un cálido abrazo y bendiciones!
El amor de una madre, lo puede todo aunque sea necesario poner su mejor cara para ocultasr sus tristezas.
ResponderEliminarBuena entrada Nuria.
Te dejo un beso
Efectivamente Osvaldo, ahora que soy madre, cuanta razón tienes.
ResponderEliminarQueremos tanto a nuestros hijos, que todo damos por ellos, con tal de verlos felices.
Un fuerte abrazo desde Perú.
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