Visitar al DENTISTA, ahora ESTOMATÓLOGO, que significa, tratar también las enfermedades que aquejan nuestras encías y boca, fue el peor suplicio de mi vida y todo por mejorar mis dientes.
Desde hace mucho, mis dientes iban de mal en peor, lo cual necesitaba, atención urgente, pues justo cuando tenían que ponerme unos fierritos para juntarlos, ahora los famosos BRACKETS, perdí a mi padre... y adiós a la curación y a todo el proceso. Sucedió cuando tenía 13 o 14 años.
Entonces decidí, en compañía de mi esposo, no retrasar más este momento y acudí al médico, sin más, ni más, no había excusa, no había peros que valgan.
La Clínica deslumbraba con su decoración, excelente pulcritud, la señorita secretaria muy amable, hasta que llegó el momento de: -¡Señora por favor, pase por aquí!-, enseguida la famosa silla de torturas, perdón, la silla, donde tienes que sentarte, con el cuello y mandíbula relajados, hasta que empiece, la curación.
De verdad, que para mí, fue escalofríante. Mientras venía la Doctora, observé el material quirúrgico, variedad de pinzas de metal, de todo tipo, grandes, pequeñas, delgadas, gruesas, algodón, gasas, anestesia, jeringas... parecía que harían un experimento conmigo... no lo sé, lo único que quería era levantarme y salir corriendo.
Después del respectivo saludo con la Doctora: -¡Bien Señora, empezaremos con anestesiarla!-, me aterroricé tanto, que comencé a temblar, parecía una niña, a lo que le dije: -¡Tengo miedo!-, ella me sonrió y me dijo: -¡Tienes que colaborar, si quieres tener una bonita sonrisa!-, entonces y cogida fuertemente de la mano de mi esposo, el cual, estaba ya preocupado por mi casi pánico, me lancé a la anestesia.
Pasaron escasos minutos, que para mí, parecían interminables y sentí, mis labios, encías y lengua adormecidos... y la Doctora preparada para comenzar con mi tortuosa curación.
Después que pasó todo, y de enjuagarme una y otra vez la boca, al fin dijo: -¡Hemos terminado, ya puedes ir a casa!-, sentí un enorme alivio y por supuesto, las ganas de irme inmediatamente.
El proceso con mis dientes es largo, pero confío en que todo va a salir bien.
Llegué a casa y al mirarme al espejo, me puse a llorar de dolor, porque la anestesia ya había pasado, y de verme casi igual que la CHILINDRINA DEL CHAVO DEL 8.
La Doctora me había tallado los dientes, dejándome parecida, a una vampira, claro, la semejanza, muy lejos de la original, pero mi mente que volaba a mil, me transportó a los horribles castillos nocturnos y yo volando por ahí y asustando a todos con mi dentadura.
Llegué a casa y al mirarme al espejo, me puse a llorar de dolor, porque la anestesia ya había pasado, y de verme casi igual que la CHILINDRINA DEL CHAVO DEL 8.
La Doctora me había tallado los dientes, dejándome parecida, a una vampira, claro, la semejanza, muy lejos de la original, pero mi mente que volaba a mil, me transportó a los horribles castillos nocturnos y yo volando por ahí y asustando a todos con mi dentadura.
¡Comer así, ya se imaginan... terrible!.
El día de hoy Lunes, me han citado para las 5:00 p.m., la tortura comenzará de nuevo, a lo que digo: -¡NOOOOO, POR FAVOR, OTRA VEZ... YA NOOOOOO!, pero como dice mi esposo:
-¡Mi amor, es por tu bien!-, Jajajajajaja... ustedes qué dicen?.
Nuria Lourdes (12:10 a.m.)
-¡Mi amor, es por tu bien!-, Jajajajajaja... ustedes qué dicen?.
Nuria Lourdes (12:10 a.m.)