"EL NIÑO FANTASMA"

La noche era demasiado oscura. Todos dormían. Era un silencio misterioso. Esperando que venga la luz, Giusseppi se quedó dormido. De pronto, dentro de la habitación se sintió un ligero friecito y se acurrucó en su cama, abrigándose con su frazada. Una y mil vueltas. Aquel frío aire, que flotaba suave y helado, lo despertó. Sintió de repente, que alguien bajaba de su cama. La luz había vuelto, iluminando la habitación ligeramente. Observó bien al ser que había bajado de su cama y se dio cuenta, que era un niño. Desesperado le preguntó quién era, pero él, no respondió. Volteó a mirarlo y simplemente sonrió, atravezando el umbral de la puerta. Giusseppi se sentó violentamente en su cama y pensó que era un mal sueño, pero descubrió, que todo era verdad. Quizás era el alma de un niño, se preguntó?. Al día siguiente, desesperado le contó a su madre lo sucedido, pero ella le dijo, que todo había sido un mal sueño y que los fantasmas no existen. Llegó la noche y Giusseppi, no quería dormir solo. Sin querer, después de tantas vueltas, se quedó dormido. Nuevamente sintió ahora que alguien le jalaba la manga de su pijama y volvió a despertarse. El niño, estaba mirándolo fijamente y Giusseppi sintió miedo. No le salía ni una sola palabra. Entonces el niño le dijo: -¡No tengas miedo!-, -¡Soy tu hermano!-. Giusseppi se quedó sorprendido y quiso gritar para que su mamá venga a auxiliarlo de aquel fantasmita, pero no pudo. Empezó a tranquilizarse y cerró los ojos, con la esperanza que al volver a abrirlos, el niño no estuviera ahí. Pero no fue así. Él seguía mirándolo fijamente. Y le dijo: -Me fui de este mundo cuando iba a cumplir un añito-. -Nuestros padres, sufrieron mucho por mi pronta partida-. -Ahora decidí venir a visitarlos, pero ellos no pueden verme-. -Es por eso que a través de tí, quiero pedirte por favor les digas: -¡QUE LOS AMO Y EXTRAÑO MUCHO!-. -QUE AÚN CONSERVO MI TRAJE AZUL MARINO, QUE PAPÁ ME REGALÓ PARA IR  AL BAUTIZO DEL HIJO DE SU AMIGO y QUE A MAMÁ LE GUSTABA TANTO, PORQUE SIEMPRE ME DECÍA QUE ERA SU PRÍNCIPE AZUL-. -QUE SIEMPRE ME DIVIERTO CON TUS TRAVESURAS Y QUE TODO EL TIEMPO LE PIDO PERMISO A DIOS, PARA VENIR A VISITARLOS-. El miedo se fue de Giusseppi y sintió ganas de abrazar a su hermanito mayor y decirle que a veces se sentía muy solito y que le hubiera gustado que siempre estén juntos, pero él le dijo: -AUNQUE YA NO ESTÉ FÍSICAMENTE, MI CORAZÓN SIEMPRE ESTARÁ CONTIGO Y SIEMPRE VENDRÉ A VERTE-. -PERO NO TE ASUSTES-. -MIENTRAS TANTO, CUANDO ESTÉS EN EL COLEGIO, JUGARÉ CON TUS JUGUETES Y SI TU CAMITA ESTÁ A VECES REVUELTA Y DESORDENADA, ES PORQUE ME GUSTA SALTAR MUCHO-. -¡ES MUY DIVERTIDO!-. Y empezó a contarle muchas historias bonitas, hasta que Giusseppi se quedó dormido. Cuando se despertó, fue corriendo a contarle a su mamá, todo lo que su hermanito le había dicho y ella felíz, lloró tanto, de felicidad, que aunque no lo tuviera físicamente, él siempre los estaría cuidando. Aquel fantasmita lindo, era...¡ MI HIJO!