Un grito sonoro se escuchó en el baño, era doña Carla del servicio doméstico. La nerviosa mujer gritaba, al encontrarse con una asustadiza cucaracha.
-¡Señoraaaaa, venga enseguida!-, llamaba angustiada a la dueña de casa. -¡Por favor, aplástela!-. -¡Es una Martina!-, refiriéndose al insecto.
Sin pensarlo dos veces, su Jefa se acercó enseguida: -¡No hay nada que temer doña Carla!-, ayudando a escapar a la indefensa cucarachita... Y Martina asustada, aprovechó para salir disparada.
Sin pensarlo dos veces, su Jefa se acercó enseguida: -¡No hay nada que temer doña Carla!-, ayudando a escapar a la indefensa cucarachita... Y Martina asustada, aprovechó para salir disparada.
Luego de tranquilizar a la temerosa señora, la protectora de Martina se dirigió a la sala para descansar, el imprevisto la agitó un poco. Se recostó en el confortable mueble de cuero amarillo... rindiéndose a una relajada siestecita.
Media hora más tarde, tocaron el timbre. En casa ya no había nadie que vaya a abrir la puerta. Doña Carla había terminado sus labores y ya se había marchado.
La cucarachita, dormía cerca a los pies de su protectora... y no se dio cuenta que la señora se paró al oir el timbre. Muy confiada MARTINA, seguía sumergida en un pesado sueño.
De repente una fea pesadilla la espantó, sintiendo un fuerte dolor y aguda explosión en su panza... su almita cucarachina... flotaba ya por los aires... recién tomó conciencia del pisotón que le dio la noble señora... su salvadora, que sin notarlo, agilizó el paso... y casi corriendo, se fue, para abrir la puerta.
¡Fin de la pesadilla... MARTINA en el paraíso!
¡Fin de la pesadilla... MARTINA en el paraíso!
Autora: Nuria Lourdes (10:10 a.m.)
Me ha encantado este post
ResponderEliminarBesines
Gracias Anna. Martina era especial.
EliminarBesos!
La pobre Martina ahora duerme rodeada de otras cucarachas aplastadas en su paraiso, allí nadie osará pisarla.
ResponderEliminar!Vida mala la de las cucarachas!!!
Muy divertido tu comentario. Me ha hecho sonreir y darte la razón con respecto a ellas. ¡Vida... realmente breve!, si son descubiertas!
EliminarUn abrazo.
Reconozco que tengo fobia a las cucarachas. Hasta mi adolescencia por aquí en España, las cucarachas eran pequeñas y negras, salían en las cocinas poco aseadas, pero si estaba limpio no las encontrabas. Un año vi por TV que había llegado una plaga de cucarachas de unos ¡Nada menos que 5 cm! a Huelva (ciudad española justo al lado de la mía, Sevilla) llegadas de Africa, cundió en mí el pánico, al año siguiente las teníamos aquí, años después aún siguen y exterminaron a las anteriores, sigo sin acostumbrarme a ellas pero ¡APLASTARLAS NO!¡POBRES!
ResponderEliminarMuy bonito relato como siempre Nuria
Besitos y feliz día.
Debo confesar amiga, que soy una de las primeras que les tiene pánico, sobretodo a las rojas voladoras. Mi padre me decía: ¡Aplástalas, no tengas miedo!, ¿Quién es más grande, la cucaracha o tú?... por nada del mundo me atrevería a hacerlo.
EliminarBesos amiga, me alegra que te haya gustado.
Una historia bonita pero las cucarachas no me gustan nadaaaaaaaaaaaaaaa, ja ja ja. Un abrazo.
ResponderEliminarMenos a mí y creo que a nadie, pero me animé a crear esta historia, para dar un toque de humor y de contemplación para ellas de no morir aplastadas. Jijijiji. (Deben existir muchos).
EliminarBesos!
No se puede eludir el destino, el de Martina era como el de toda cucaracha, morir aplastada.
ResponderEliminarGenial Nuria.
Te dejo un beso
Cruel y dura realidad Osvaldo... pero muy cierta.
EliminarMARTINA, tampoco se salvó.
Gracias por venir.
Besos!
aah! cierto que cuando uno encuentra una cucaracha el primer impulso es aplastarla, pero lo has dicho de tal manera, que ahora que sucedió siento pena por la cucaracha!
ResponderEliminarSaludos.
Creo que pena por Martina... jijijiji. Se ha hecho estimar un poquito.
EliminarGracias por venir Beatriz. Eres siempre bienvenida.
Besos!
Muy bonito el cuento y muy creativo, pero quizas para los niños, porque para mi...la verdad, ni en broma. Puedo estar frente a un tigre o a una serpiente, frente a Martina eso si que NOOOO.
ResponderEliminarSoy algo asi como el elefante y el raton.
Un abrazo Nuria. Todavia estoy esperando tu email.
No tengas miedo, MARTINA está ya en el paraíso. Jijijiji.
EliminarQué alegría que hayas disfrutado como un niño, de la historia. Recuerda que todos llevamos uno dentro.
Hermoso comentario.
Un abrazo y no te preocupes que pronto te lo envío.
Bela história...Espectacular....
ResponderEliminarCumprimentos
Muy contenta con tu visita Fernando, me alegra que te haya gustado mi historia.
EliminarBesos!
No me gustan las cucarachas, pero Martina es otra cosa, jajaj
ResponderEliminarUn abrazo
Veo que MARTINA, se ha ganado tu cariño, yo también la estimaba... aunque su protectora la haya aplastado sin querer. Buuuuuu!
EliminarBesitos!
Ayyyy, qué asco me dan las cucarachas. Aunque pisarlas me da todavía más asco... Besotes!!!
ResponderEliminarRealmente debe ser horrible aplastarlas... imagínate!!!
EliminarBesos amiga!
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