¡Pececitos de Colores!... Cuento Corto.

Stefany caminaba descalza a la orilla del río, sin darse cuenta pisó una espina, la herida era tan profunda que no podía caminar. Se sentó entre las piedras que rodeaban el lugar y cerrando los ojos sacó la espina de su pie derecho lanzándola a las caudalosas aguas.

Intentó relajarse preparando el anzuelo para pescar, ya que a eso había ido..., parece que el día de pesca sería un fracaso, ningún pez asomaba y por ende,  menos picaría el anzuelo.

De pronto escuchó una suave vocecita que venía del río: -¡Hey, ayúdame a salir de aquí!-, parece que era un eco, sin embargo Stefany se acercó más y más para ver de qué se trataba. Al hacerlo se dio cuenta que aquella frágil voz era de un hermoso pez, dueño de maravillosos y vibrantes colores. Ella tuvo miedo, pensó que talvés estaba delirando, el hincón y el dolor que le causó la espina, había hecho que tuviera fiebre.

Y nuevamente: -¡Por favor, sácame de aquí!-. Stefany no lo pensó dos veces y se lanzó al río para atrapar al pez, y así comprobar que la fiebre no era la causante de su alucinación. El colorido amiguito, aleteaba entre sus manos, hasta que por fin se tranquilizó, mirándola dulcemente. Ella ante el sorprendente hecho, cayó desmayada. Al despertar observó a un joven desnudo, de cuerpo atlético y muy atractivo... no podía creer lo que veían sus celestes ojos.

Él se le acercó sigiloso y despacio, no quería asustarla más de lo que ya estaba y le dijo: -¡Gracias por tu ayuda! Sé que pensarás que esto es una pesadilla, pero todo es verdad, sólo sacándome del río podría explicártelo todo. Al igual que tú, todas las tardes venía a pescar, me sentía sólo y aburrido. Así que me dije nada como darme un rico chapuzón y así lo hacía siempre. 

Una tarde estaba tan cargado de problemas que parecía que mi cabeza iba a estallar, entonces cerré los ojos y con todas mis fuerzas deseé ser un pez, quería ser libre, haría hasta lo imposible por escapar de mis depredadores y de mis enemigos, con tal de alejarme de este mundo cruel. No pasaron muchos minutos y mi deseo se volvió realidad. 

Entré en la profundidad del agua y viajé por todos los confines del río, era maravilloso, la corriente me llevaba y yo me dejaba arrastrar... me sentía libre al fin. Pero después de toda la bonita experiencia descubrí que seguía sólo. Todas las tardes cuando venías por aquí, te observaba y me gustaste mucho, también te sentí triste y sola.

Hoy sólo quiero invitarte a conocer mi mundo debajo del agua, verás que los problemas desaparecen como por arte de magia, todo es hermoso y de ensueño. Te confieso que fui yo, el que dejó la espinita para que te quedases aquí y... picaste mi anzuelo. ¡Disculpa mi osadía!

-¿Vienes conmigo?-... Stefany maravillada ante tan sorprendente historia, tomó las manos del joven y juntos se lanzaron al agua, perdiéndose en las misteriosas profundidades.

De ambos jóvenes no se sabe nada, pero los pescadores, siempre acuden al río, para observar las acrobacias de dos preciosos peces de colores... siempre juntos...  a los que jamás nadie... puede atrapar.

Autora: Nuria Lourdes (4:45 p.m.)