¡SENTIMIENTOS VERDADEROS! (Relato Breve)

El frío puñal de la indiferencia, traspasó el orgulloso corazón de Jorge, y en medio de la sin razón, creyó morir de pena y de dolor. Lo que creía que más amaba en el mundo, había decidido poner fin a su relación.

-¡Lo nuestro... terminó!-, -¡Sólo te amas a tí mismo!-, le dijo convencida y se alejó raudamente en su bicicleta.

Él... no salía de su asombro, todo a su alrededor se tornó oscuro, hasta el brillo de sus expresivos ojos... se apagó.

Su joven, ahora ex-enamorada, había ido en busca de su nuevo amor, que la conquistó con detalles y delicados ramos de perfumadas flores... detalles que él había olvidado y que, aunque parezca cursi y mentira, es lo que cautiva el corazón y el alma apasionada de una mujer.

Grecia descendió de  su vieja bicicleta y él estaba ahí, atento a su llegada. Ella... felíz de reencontrarse con su verdadero amor.
El olor de las  finas hojas de sándalo, perfumaban el ambiente... la tarde era fresca, y suaves gotitas de lluvia caían sobre sus cabezas... para ellos, era una refrescante caricia.

Caminaron hacia el parque tomados de la mano y se sentaron cómodamente en la banquita  de maciso cedro. El apacible atardecer otoñal, hizo soltar las riendas de sus corazones enamorados. Los besos y caricias, vinieron como ráfagas... y se entregaron al amor.

Jorge... , que siempre vivía sumido en su vanidad, por ser apuesto y varonil, dueño de muchas empresas... caminaba sin rumbo fijo, siempre creyó que su bella figura, jamás lo alejaría del ser amado... pero se equivocó. Para él, tener dinero, era símbolo de conseguir todo lo que se le antojara.

Aún no podía creer cómo es que la bella joven se había fijado en un pobretón, en un ordinario, como siempre hacía referencia a las personas de bajos recursos económicos... pero la cruda realidad... era así, aunque no sea suficiente para él.

De pronto tropezó con los ojos más bellos que había visto jamás, aquella muchacha que lo miraba. le transmitía paz y sosiego, acompañada de desbordante sensualidad. Llevaba finísimas sandalias de oro y lucía un transparente vestido, que hacía lucir su bien formada figura.

En un parpadeo ella desapareció... y se dio cuenta, que la VANIDAD y la SOBERBIA pueden destruir el corazón, que la belleza física es etérea y que cuando se AMA, sólo permanecen  los buenos sentimientos y... el verdadero AMOR!


Autora: Nuria Lourdes (12:05 a.m.)