¡LAS TEMIBLES ARRUGUITAS!... NOOOOOOOO!

Al ritmo de una contagiante salsa que escucho en la radio y moviendo el esqueleto para fortalecer los huesos, su fiel servidora y escritora se dispone a contarles algunas de sus filosóficas vivencias, en castellano... experiencias. Jijijiji, siempre es bueno reirse, ya que la risa es sinónimo de vivir más añitos.

Cuando me levanté esta mañana y dispuesta a iniciar el duro trabajo del hogar, (obligatorio los fines de semana), mi pequeña Nuria Antonella me observaba fijamente: ¡Mamááááá!, exclamó. -¡Tienes dos rayitas en tu cara!- y con sus manitas me enseñaba el lugar exacto de su sagaz descubrimiento. Enseguida solté la risa y le dije que recién me levantaba de dormir y que me faltaba arreglarme un poquito para lucir bien. (Polvos mágicos hagan el milagro... pero yaaaaa!!!).

Ella no se quedó muy contenta con la respuesta y sus vivaces ojitos color granadilla me seguían mirando, entonces le dije que quizá ya estaba envejeciendo y que ésas líneas de expresión (rayitas para ella) eran unas arruguitas. De repente mi bella Rizitos de Oro... se echó a llorar.

¡RIZITOS Y YO! 

-No mamita, tu no eres una viejita-. Sus lagrimitas me conmovieron  y pensé... entonces qué le respondemos a una niñita de 5 añitos ante tal pregunta, o es que quizá debemos obviar algunas respuestas... creo que no, los niños son super inteligentes y si les explicamos bien, ellos nos entienden.

Casi a manera de cuentito le dije que todas las personas debemos comer de una manera saludable para no envejecer rápidamente, hacer mucho ejercicio, no tener rabietas, sonreir mucho, decirles a nuestros seres queridos lo mucho que los queremos y sobretodo entregar lo mejor de nosotros mismos sin esperar nada a cambio, no se crean que les habla la Madre Teresa de Calcuta con el respeto que se merece, pero sí una mamita que a pesar de la pre-menopausia; siempre está dispuesta a compartir con ustedes algunos consejillos saludables.. 

Entonces a reir mucho y a buscar siempre el lado positivo de las cosas, es el himno de mi esposo y lo estoy aplicando antes que las indeseables arruguitas se sigan asomando por mi carita.

Cuando terminé de explicarle a mi pequeña Nuria Antonella, cada uno de los ingredientes necesarios para retardar las "rayitas", ella sonriente me echó sus brazitos al cuello y se colgó de mí... el final del cuento, fue un final felíz.

Nuria Lourdes. (11:31 p.m.)