El sueño de Estela era desesperado y profundo, ella parpadeaba sin poder abrir los ojos. De pronto y casí de un sacudón, se levantó de la cama, lucía agitada y sudaba copiosamente. Jorge, el hombre que amaba, dormía plácidamente a su costado, enredado en el tibio edredón de felpa.
Ella se tranquilizó al verlo quieto, como un tierno bebé y lo abrazó llenándolo de besos. Estela tuvo un raro sueño que no quería recordar.
Ella se tranquilizó al verlo quieto, como un tierno bebé y lo abrazó llenándolo de besos. Estela tuvo un raro sueño que no quería recordar.
Una semana después y de un momento a otro, Jorge con tan solo 38 años, sintió un fuerte dolor de cabeza, como pudo salió del trabajo, tomó un taxi y partió para su casa.
Cuando Estela lo vio llegar, se quedó congelada, él tenía el semblante blanco como un papel y pensó que algo grave le había pasado... Jorge, sólo atinó a decirle a su esposa que pague el taxi, partiendo apresurado para su habitación,... el dolor era insoportable.
Cuando Estela lo vio llegar, se quedó congelada, él tenía el semblante blanco como un papel y pensó que algo grave le había pasado... Jorge, sólo atinó a decirle a su esposa que pague el taxi, partiendo apresurado para su habitación,... el dolor era insoportable.
Estela desesperada logró comunicarse con el médico que ya venía en camino. Corriendo entró a la habitación para ayudar a Jorge que se encontraba tendido en la cama, a medio cuerpo, dejando caer sus piernas al suelo.... Ya no balbuceaba palabra alguna y su pulso era cada vez más débil.
Cuando el médico llegó, ya era demasiado tarde... Jorge, había fallecido y lo único que el galeno pudo hacer, fue certificar su muerte, un aneurisma cerebral acabó con su vida.
Estela quedó devastada, no tenían hijos, apenas tenían tres años de casados.
Después del funeral, ella recordó el sueño que había tenido. Veía a Jorge llamándola insistentemente, quería que su amada compañera esté a su lado.
Él se encontraba al otro lado del mar, había arena blanca, estaba descalzo y se podía ver su torso desnudo bronceado por el inclemente sol...
Las olas de vez en vez, ocultaban su cuerpo, pero él, experto nadador, sabía salir a flote y nuevamente enviaba señales a su amada.
Estela no podía ir a su encuentro pues no sabía nadar... comprendió entonces, que aquél raro sueño, era la despedida de su esposo.
Desde aquel trágico día, ella sigue deambulando por la orilla de la playa, dibuja corazones en la arena con el nombre de Jorge y sigue esperando la señal del amor de su vida..., atravesar el mar... y permanecer a su lado para siempre.
Autora: Nuria Lourdes (11:41 p.m.)
Ay, qué historia tan triste... Es bonita, sin embargo. Un besote!!!
ResponderEliminarGracias mi querida Álter, es hora de volver a escribir mis historias y aquí estoy de nuevo.
EliminarBesotes.
Que historia tan triste Nuria, me ha emocionado, eres una escritora fantástica.
ResponderEliminarMuchos besos
Gracias Bionda amiga, me ha hecho mucha ilusión lo de ESCRITORA FANTÁSTICA, qué lindo y motivador comentario.
EliminarBesotes y bienvenida.
...ya el sueño de Estela no tenía buenas perspectivas.
ResponderEliminarIntensa y triste historia. Enhorabuena Nuria por este excelente relato.
Un abrazo.
Ramón
Gracias Ramón, me alegra mucho verte por aquí y que disfrutes de mis historias.
EliminarTe visitaré, para seguir aprendiendo de tus bellos tutoriales de photoshop.
Un abrazo grandote para tí.
Una historia llena de Melancolía y Tristeza que has transmitido maravillosamente.
ResponderEliminarAbrazos y besos.
Gracias Pedro, me alegra que te haya gustado.
EliminarUn cálido abrazo.
Uy que triste historia, me gusto mucho. Te mando un abrazo y te me cuidas.
ResponderEliminarGracias Citu amiga, siempre eres bienvenida.
EliminarBesos.
Hola Nuria, buenos días,
ResponderEliminartremendo relato,
dejo aquí mis felicitaciones,
realmente me has llevado dentro de la historia con la lectura,
un triste sueño premonitorio,
con un mensaje encubierto =(
Te deseo un hermoso día
un beso y un abrazo de jueves
Gracias Ariel y qué gusto verte por aquí.
EliminarEres siempre bienvenido.
Un abrazo.
Tan triste como bonita ;)
ResponderEliminarGracias, qué lindo verte de nuevo por mi humilde rincón.
EliminarBienvenido.
Un abrazo.
Un triste final para un amor tan grande… pero Estela tiene que ver que atravesar el mar no es la solución al dolor, la vida sigue y ella tambien.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Campoazul, felíz con tu visita, gracias por tus palabras.
EliminarUn beso.
Hola Nuria!!! Que penita más grande me da leer estas historias, pero son reales como la vida misma.
ResponderEliminarMe alegro de saber de ti, he estado un poco ausente del blog pero es que con el calor que nos ha hecho no me apetecía mucho quedarme sentada en el ordenador. A ti ya te queda poquito para volver a disfrutar del sol y el calor, muchos bsssssssss.
Holaaaaaaa Silvia, qué alegría verte por aquí otra vez.
EliminarGracias por volver, siempre será grato saber de tí. Recién estamos cambiando un poquito el clima y poniéndonos las pilas.
Besos y cariños.
Hola Nuria: Me he sentido muy bien en tu blog. Te debo confesar que inicié hace mucho tu seguimiento pero había perdido tus datos. Me pondré al día.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Vicente, qué gusto verlo por aquí. Desde ya, bienvenido siempre.
EliminarUn cálido abrazo.
Paso par aquí para saludarte y dejarte mi cariñoso abrazo. Triste y real historia.
ResponderEliminarGracias amiga, siempre es un placer tener tu visita.
EliminarBesitos.