¡Helloooo, queridos amigos blogueros!
Espero todos estén bien junto a sus familias. Me he dado una escapadita de mis actividades de emprendedora apicultora para compartirles un post que me ha gustado mucho, no sin antes disculparme por tenerlos abandonados, pero jamás de los jamaces olvidados. Los llevo en el corazón todos los días. Ya les contaré con lujo de detalle.
Ahí va la historia. Disfruten...
Cuando un lobo va perdiendo la pelea contra otro lobo y entiende que ya no tiene posibilidades de ganar, el lobo perdedor ofrece apaciblemente la yugular al oponente, como si dijera: "Perdí, acabemos con esto de una vez”. Sin embargo, en ese momento tiene lugar lo increíble.
El lobo ganador inexplicablemente se paraliza. Una fuerza milenaria le impide matar al que desde la humildad reconoce la derrota.
Algún mecanismo primario, incrustado en el ADN o mas allá de el, se dispara en el lobo ganador y le recuerda que la especie es más importante que el placer de eliminar al contrincante.
¡Qué maravillosa relojería instintiva! Nadie llamaría cobarde al lobo que se entrega, ni conmiserativo al que se paraliza, simplemente el milagro ocurre.
Ni vencedor ni vencido. Ambos lobos se alejan y la rueda de la vida continua.
Nuria Lourdes Ruesta Zapata. (20:09 p.m.)
P.D. Los extrañoooooo! Les debo muchas visitas. Sigo trabajando en mi emprendimiento. Cada vez tenemos más pedidos y nos faltan manos.
"Panalito de Miel" a la orden.✨🐝💛
Los quierooo. Cuídense mucho. Saludos y cariños desde Perú. 🌷😉🇵🇪