Luciano se escondía agitado detrás del frondoso árbol de algarrobo, pensaba que por fin había escapado de aquel repugnante ser que amezaba con matarlo.
La noche aceleró el miedo y la pesadilla no había terminado.
Llegar a casa a como dé lugar era su objetivo, pero el mareo no le daba estabilidad y su cuerpo perdía el control.Las potentes luces que casi ciegan sus ojos, lo sacaron del devaneo. Dos esposas frías sujetaron sus muñecas y la ruda fuerza de dos oficiales lo obligaron a subir a la patrulla.
Luciano por fin se dio cuenta que aquel ser escalofriante que lo perseguía, se llamaba ALCOHOL.
Autora:
Nuria Lourdes. (10:14 a.m.)