Los padres de Clarita, ya no sabían qué hacer con ella. Casi todos los días, tenían quejas de su conducta en el colegio.
Era una niña muy inquieta y juguetona.
Era una niña muy inquieta y juguetona.
Un buen día Clarita pasó de casualidad por el dormitorio de sus padres y escuchó sin querer, que ambos hablaban en voz baja.
Pegó su oído derecho a la puerta de la habitación y lo que escuchó, la dejó perpleja y atemorizada.
- ¡Para que escarmiente, hay que meterla en una olla con agua hervida, cogerla del cuello, y zas... de un sólo corte, rebanarle la yugular, sujetarla fuerte para que no se escape, evitaremos así, que ya no siga molestando ni malogrando las cosas... la sazón te quedará muy bien, ya que tiene la carne tierna!, le dijo su papá a su madre.
Del susto Clarita sintió que no se podía mover, pero no hizo nada para alejarse de ahí y prefirió quedarse para terminar de escuchar lo que decían sus padres.
- ¡Está bien mi amor!-, le dijo muy contenta, su esposa.
Clarita no tenía ni la más mínima idea, de que todo lo que hablaban sus padres, se trataba de una comida por el día de su cumpleaños.
Clarita no tenía ni la más mínima idea, de que todo lo que hablaban sus padres, se trataba de una comida por el día de su cumpleaños.
-¡Tendré entonces el agua lista, aunque yo creo que es mejor, cocinarla enseguida, nadie se dará cuenta que está dentro de una olla!-.
Clarita a punto del colapso, salió disparada para su cuarto... pensó: -¡Me quieren cocinar!-, -¿cómo es posible que mis padres quieran deshacerme de mí, de esa forma despiadada?-, -¿Qué padres desalmados matarían a su hija?, -¡no lo creo!- y comenzó a llorar, encerrándose en su habitación.
Cuando dieron las 1:30 de la tarde, el almuerzo estaba listo. La casa decorada para la ocasión y los invitados esperando.
-¡Clarita es hora de almorzar, tus amiguitos y amiguitas ya llegaron!-
Al escuchar las palabras de su mamá, se dio con la sorpresa de que junto a su padre, le habían preparado una fiesta por su cumpleaños... se vistió enseguida y bajó las escaleras como una princesa, con su hermoso vestido... el miedo escondido, había desaparecido.
Después de saludar a sus amigos y recibir sus regalos, se sentó a la mesa con sus invitados. Su mamá había preparado un delicioso estofado de gallina para celebrar sus 09 primaveras.
Era su platillo preferido, lo que más deseaba, y sus padres felices, consintiéndola y mimándola.
Clarita al ver la comida, recordó a la gallinita blanca de la casa y también, todos los desastres que ésta hacía. Su madre le dijo: -¡Calma, ahora ya no romperá nada... decidimos prepararla y celebrar tu fiesta con un rico almuerzo y de guarnición, una nutritiva ensalada!-
Apenada se levantó de la mesa... lo que había escuchado detrás de la puerta de la habitación de sus padres... no se refería a ella, sino a la gallina de su corral, la única que tenía y que siempre hacía travesuras, votando el maíz, picoteando al gato y al perro del vecino, saltando por la cocina, y rompiendo todo lo que encontraba a su paso.
Clarita respiró aliviada otra vez, pero el recuerdo de su gallinita la hizo llorar de nuevo haciéndola reflexionar en su comportamiento... La pobrecita plumífera había sido castigada, siendo preparada en un riquísimo estofado... el cual devoró ávidamente.
Parece que el miedo a terminar como su gallinita, le abrió el apetito... cambiando de actitud y portándose en adelante, como un lindo angelito!
Autora: Nuria Lourdes (12:20 a.m.)
Buenso días Nuria.
ResponderEliminar¡Que cuento más delicioso!.
Sabes sólo me da lástima la gallinita.
Enhorabuena, me gustó mucho el relato.
Besos, Montserrat
Gracias Montserrat, ya me estoy sintiendo culpable por el fin de la gallinita, créeme que sólo era para que Clarita reflexione.
EliminarAgradezco mucho el que pases por aquí.
Abrazos y besitos!
Que susto se llevó la pequeña, no me extraña que después reflexionara y se portara muy bien... No tuvo esa suerte la gallina... :)
ResponderEliminarBesitos.
Si que fue un gran susto, imagínate oír eso cuando tienes 09 años?
EliminarLas experiencias de la vida, buenas o malas, siempre nos dejan un gran experiencia.
Abrazos y besitos!
jejeje pobre Clarita que susto! aunque no le estuvo mal para aprender la lección. Un beso Nuria!
ResponderEliminarGracias Bionda, qué bueno que te haya gustado.
EliminarBesitos y abrazos también para tí!
¡Jo!¡Que susto la pobrecita!
ResponderEliminarAprendió la lección, pero lo que no sabemos es lo que opinará la gallinita por servir de ejemplo (es una broma).
Muy buen relato y ameno su contenido, Nuria.
Un abrazo y Recuerdos a tu Familia y a la gran Familia de este maravilloso País que es Perú.
Jijijiji... Gracias Pedro... de verdad, hasta ahora estoy pensando que se me pasó la mano con el final que le di a la gallinita... sorry. Es sólo una historia.
EliminarAbrazos y cariños también para tu país y familia!.
Jejeje que bueno.
ResponderEliminarme encantó
besos
Gracias Anna, qué bueno que te gustó.
EliminarBesitos!
Bela história...Espectacular....
ResponderEliminarCumprimentos
Gracias Fernando, me alegra tu visita.
EliminarAbrazos!
La verdad que me sentí mal por la pobre gallina y más si era la mascota de la casa, yo si hubiera llorado por ella si hubiera estado en los zapatos de Clarita ese día. Pero me gusto el cuento :D
ResponderEliminarTe envió muchos saludos
Gracias Ale por tu comentario. De verdad que te doy razón... con lo mucho que los niños quieren a sus mascotitas, pero sólo es un cuento.
EliminarBesitos y abrazotes, qué lindo que te gustó!
He sentido empatía por la gallina. ¡qué bueno, Nuri!
ResponderEliminarUn beso muy fuerte y felicitaciones por este estofado.
Holaaaaaaa, qué linda sorpresa. Gracias por venir otra vez por aquí.
EliminarEres siempre bienvenida.
Abrazotes y besitos!
Es una dura situación para la niña. Primero por el susto que se llevó y segundo porque se enfrentó a unos crueles momentos de la vida de la gallina. Yo hago como sabes carne, estoy acostumbrada a la cultura de comer carne y se puede decir que desgraciadamente contribuyo a ello, pero mis manos jamás matarán un animal, no podría, antes lechuga como único alimento.
ResponderEliminarBesitos Nuria, me ha encantado tu bonita historia.
Lola amiga, gracias por pasar por aquí.
EliminarTambién soy incapaz de dar muerte a una gallina, no tengo valor... mi Dios!, me temblarían las manos.
Lamento este triste final... sólo era para hacer reflexionar a la niña en su comportamiento.
Lo de la lechuga está bueno... jijijiji.
Besitos y abrazotes!
Pobrecita niña, que disgusto al oir a los padres, luego la alegría y de nuevo el disgusto por su gallinita, pero se la comió.
ResponderEliminarChaaaaaary... felíz de verte de nuevo. De verdad tu visita me ha alegrado mucho el corazón, sobretodo por las cosas que estás pasando con tu esposo y aún así te hayas dado un tiempito, es algo que valoro mucho.
EliminarAbrazotes, besitos y bienvenida siempre por este humilde rincón.
Si, mucha pena por la gallinita pero bien que se la come... A la olla Clarita también!!! Jajaja. Besotes.
ResponderEliminarJajajajajajaja... me haz hecho reir. Gracias por venir y qué bueno q te haya gustado la historia. BIENVENIDAAAAAA AMIGA!
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